Si vas a reformar tu casa, antes tienes que plantearte algunas cuestiones, que pueden ayudarte a conseguir los objetivos que realmente necesitas, ahorrar dinero y afrontar este trabajo de la forma más organizada y óptima posible.
¿Cuál es el objetivo real de la reforma?
Es muy importante tener claro para qué se realiza una reforma. Si es para subir su valor de mercado y, con ello, conseguir un mejor precio de venta, los elementos estéticos y funcionales son mucho más recomendables de mejorar, que la infraestructura del hogar o instalaciones que, si bien siempre pueden mejorarse, no tienen por qué alcanzar su máxima eficiencia en este trabajo
Sin embargo, si la reforma es para mejorar las condiciones de la vivienda, debemos afrontar una reforma estructural, funcional y eficiente. Conseguiremos así un hogar mucho más confortable y que nos permitirá ahorrar bastante dinero en el futuro. Una inversión optimizada al máximo.
¿Vamos a modificar la redistribución con la reforma?
Si no estamos conforme con cómo está distribuida nuestra casa, la reforma debe plantear esta redistribución como el objetivo número uno que afrontar.
Esto se debe a que tirar y levantar paredes, así como adecuar todas las instalaciones de la vivienda a la nueva estructura siempre debe representar la primera fase de trabajo.
Hacerlo posteriormente supondría un sobrecoste y renunciar a ello tendrá la consecuencia de haber reformado una casa, con la que no se está completamente a gusto.
¿Tenemos identificado lo peor de la vivienda actual?
Si ya vivimos un tiempo en nuestra vivienda actual, seguro que tenemos identificados qué elementos son los que menos nos gustan y que querríamos mejorar.
Hay que tener en cuenta que en este aspecto tiene mucha importancia las preferencias personales. A menudo, el gusto estético, la predilección por unos materiales u otros, así como las necesidades (profesionales, familiares y sociales) pueden identificar unos elementos frente a otros, en una misma vivienda.
En TS Design también ofrecemos un asesoramiento personalizado en función de las preferencias personales, para con ello establecer dónde invertir mejor en la reforma de la vivienda y que, de esta forma, los clientes estén lo más satisfechos posible.
Establecer fases de inversión para la reforma
¿No tienes suficiente presupuesto para una reforma global? ¿Te parece demasiado abordar una reforma de la vivienda completa?
Una de las ventajas que tiene la planificación de una reforma es que esta se puede abordar por fases y que, además, las etapas de inversión que se escojan pueden variar según las necesidades de cada cliente.
Por ejemplo, por cuestiones económicas podemos afrontar la reforma en fases escalonadas de inversión y subinversión. Es decir, una reforma grande, acompañada de pequeñas reformas de menor coste.
Otra situación que se plantea con frecuencia es que, por preferencia de los clientes o simplemente por necesidades que tienen, la reforma se debe afrontar de manera progresiva. En estos casos se puede abordar la reforma por estancias (primero baño, luego comedor, luego cocina) o, también, por fases (mejora de las paredes, cambio en las instalaciones interiores, optimización del aislamiento, sustitución del mobiliario).